¿Alguna vez ha escuchado una canción en la radio, en Spotify o en un anuncio en la televisión y se ha preguntado quién la escribió y cómo le están pagando? Si bien existen diferentes tipos de pagos que los artistas pueden recibir, uno de los tipos más importantes son los derechos de ejecución. Estos son derechos que se generan cuando la música de un artista se reproduce en un entorno público, que incluye: radio, transmisiones de televisión, streaming y actuaciones en lugares públicos. Estas actuaciones se rastrean y los derechos son luego cobrados por organizaciones de derechos de ejecución (también denominadas PRO y sociedades de gestión colectiva). Existen docenas de estas organizaciones en todo el mundo, pero las dos más grandes en los EE. UU. son BMI (Broadcast Music, Inc.) y ASCAP (American Society of Composers, Authors, and Publishers). Algunos clientes de BMI son Lady Gaga, Taylor Swift, Ed Sheeran y John Williams. Algunos clientes de ASCAP son Beyoncé, Katy Perry y Justin Timberlake.
Cada vez que sintoniza la radio o escucha una canción de forma privada en Spotify, se genera un pequeño derecho, que eventualmente se pagará al escritor y editor de la canción. Sin embargo, si desea tomar esa misma estación de radio o lista de reproducción de Spotify y reproducirla públicamente en su lugar de negocio, eso se considera una ejecución pública y legalmente requiere una licencia especial para garantizar que se pague a los artistas de manera justa. Una ejecución pública es cuando cualquier pista representada por estas agencias se reproduce fuera de un círculo privado de amigos o familiares. Si no tiene una licencia y reproduce esta música públicamente, se considera una infracción de derechos de autor y podría ser multado con hasta mil dólares por pista reproducida en su negocio.
BMI frente a ASCAP: ¿Cuál es la diferencia?
Desde la perspectiva de un artista, no hay mucha diferencia entre ASCAP y BMI. Varios artistas pueden preferir uno sobre el otro, y ASCAP tiene una tarifa de registro única de cincuenta dólares, mientras que el registro en BMI es gratuito. Aparte de eso, ASCAP y BMI funcionan de manera similar, cobrando derechos en nombre de sus artistas. Sin embargo, desde la perspectiva de alguien que quiere usar música en su negocio, existen grandes diferencias. La primera diferencia son los artistas representados por cada sociedad de gestión colectiva. Dado que Taylor Swift y Katy Perry no pertenecen a la misma sociedad de gestión colectiva, un negocio necesitaría una licencia tanto con BMI como con ASCAP para reproducir música de ambos artistas. La segunda diferencia es el costo.
Generalmente, las tarifas de las licencias de ejecución pública se basan en dos factores:
- La forma en que se interpreta la música (por ejemplo, una actuación en vivo o una grabación de audio)
- El tamaño del establecimiento o la audiencia potencial de la música
Una licencia para reproducir música de fondo grabada en su establecimiento costará mucho menos que la licencia para interpretar la misma canción en vivo para una gran audiencia. Aun así, reproducir música de fondo sigue siendo costoso, alcanzando hasta cientos de dólares por cada licencia.
ASCAP
ASCAP proporciona un calendario de tarifas en su sitio web para ayudar a determinar cuánto costará una licencia de ejecución pública. Dependiendo de la forma en que se interprete la música y el tipo de negocio, estas tarifas pueden oscilar entre un par de cientos y más de mil dólares. El costo de las licencias para música de fondo grabada no depende del tipo de negocio y, en cambio, tiene una tarifa fija de cientos de dólares por año por negocio o ubicación.
BMI
La licencia comercial promedio con BMI oscila entre $250 y $400 por año, pero las empresas más grandes podrían pagar cerca de $2,000 por año. Para obtener una cotización específica para su negocio, deberá comunicarse directamente con BMI.
ASCAP o BMI: un ejemplo del mundo real
Entre una licencia de BMI y ASCAP, el costo de reproducir música en su negocio puede aumentar rápidamente y volverse enorme. Una cafetería propiedad de una pareja se vio obligada a cerrar permanentemente porque el costo anual de una licencia de ASCAP (seiscientos dólares) y una licencia de BMI (quinientos dólares) era demasiado para que su pequeña empresa pudiera pagarlo. Afortunadamente, SoundMachine ofrece soluciones que permiten a las empresas reproducir música de fondo grabada a un precio más asequible y razonable.
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