El auge y la caída de la música de fondo

Muzak

La infame marca de Muzak Holdings ha estado tan presente en la vida de los ciudadanos norteamericanos en el siglo pasado que, muchas veces, la palabra “muzak” se trata como un sustantivo común, como sinónimo de música de fondo. También conocida como música de ascensor, la aliteración entre música y muzak nos recuerda el gag de los Simpson de Ketchup y Catsup. Esta es esa versión insípida de la música real, sin personalidad, utilizada como fondo en ascensores, centros comerciales y grandes superficies, que da pesadillas a todos aquellos que la escuchan de forma prolongada.

Muzak comenzó su imperio en 1934, pero con los años y el auge de la cultura juvenil de los años 60 y 70, que buscaba personalidad en el arte, se convirtió en sinónimo de mala música, corporativismo en estado puro. El proto-meme fue tan grande en ese momento que la estrella de rock Ted Nugent intentó comprar Muzak Holdings por 10 millones de dólares con la única intención de cerrarla.

Pero, ¿cómo llegó una música tan popularmente desagradable a estar en todos los pequeños rincones de nuestras vidas? Antes de que llegara Internet, era relativamente fácil desorientar a la gente con estudios sesgados sin apenas oportunidad de contrastar la información. Muzak encargó estudios «independientes» que concluían que su música ayudaba a la productividad de los trabajadores en un 9,1% y reducía los errores de mecanografía en un 38,9%. Desde las oficinas, su uso se extrapoló a todos los entornos comerciales, insertando Muzak incluso en los ascensores.

Años más tarde, las tornas han cambiado, con numerosos estudios que señalan que la música es más eficaz en entornos comerciales cuando se ajusta a la imagen de marca. Por ejemplo, un experimento fascinante realizado en una bodega demostró que los clientes gastaban un 240% más de dinero cuando se reproducía música clásica en lugar de selecciones de una lista de reproducción Top 40. Incluso si se trata de tiendas, o cafeterías y restaurantes, la música con una personalidad congruente con el lugar donde se reproduce intensifica la experiencia. Los clientes encuentran el negocio más auténtico y, por lo tanto, con más valor.

Por esta razón, en SoundMachine, apostamos por la variedad musical para que cada negocio pueda elegir qué tipo de música se adapta mejor a su imagen de marca. Además de contar con más de 300 emisoras de música, el servicio de música para empresas ofrece la posibilidad de importar sus listas de reproducción desde otras plataformas como Spotify o Apple Music, y un servicio gratuito de asesoramiento musical para todos aquellos que aún no saben cómo transformar su marca en música. Puede probarlo gratis durante 30 días haciendo clic aquí.