El origen del hilo musical

Origen hilo musical

El concepto de hilo musical tiene casi un siglo de historia. Su nacimiento está estrechamente ligado a la empresa Muzak, pionera en la creación de música ambiental para espacios públicos. Pero ¿cómo surgió realmente esta idea y cuál era su propósito original?

Para comprenderlo debemos remontarnos a los años veinte del siglo XX, en plena era de construcción de los primeros grandes rascacielos norteamericanos. Entre 1884 y 1939, la aparición de edificios cada vez más altos hizo que el uso de ascensores se volviera indispensable. Sin embargo, la tecnología era todavía nueva y provocaba cierta desconfianza entre los usuarios.

Mucha gente sentía claustrofobia o miedo al utilizar los ascensores, sobre todo por el riesgo percibido de caída o por el encierro en un espacio reducido. Dado que subir decenas de pisos a pie no era una opción viable, las empresas buscaron una solución práctica: usar música para calmar y entretener a los pasajeros durante el trayecto.

La primera música de ascensor

Así nacieron los primeros sistemas de hilo musical instalados en los rascacielos de Nueva York. Su función inicial era completamente sensorial: relajar a los usuarios y mejorar su experiencia en el ascensor.

La música debía cumplir ciertas condiciones para cumplir su propósito psicológico. Tenía que ser suave, sin sobresaltos y con un volumen discreto, de modo que generara una sensación de calma. El objetivo era que el pasajero sintiera tranquilidad en lugar de ansiedad.

Este primer uso del hilo musical dio origen al término coloquial “música de ascensor”, que con el tiempo adquiriría una connotación despectiva. Sin embargo, en su contexto original, esta música fue pionera en un concepto fundamental: el diseño sonoro ambiental al servicio de una emoción específica.

Un símbolo de modernidad y exclusividad

En los años veinte y treinta, disponer de un ascensor era un símbolo de lujo y progreso. Solo los edificios más avanzados y caros podían permitírselo. Por extensión, el hilo musical se asoció también con ese carácter exclusivo. Escuchar música mientras uno se desplazaba en ascensor representaba sofisticación y modernidad, reservada a un pequeño grupo de privilegiados.

La expansión industrial del hilo musical

A partir de los años cuarenta, el concepto evolucionó. Durante esta década, la música ambiental salió de los ascensores para adentrarse en fábricas, oficinas y centros de trabajo. Se descubrió que la música podía ser una herramienta eficaz para mejorar el estado de ánimo y aumentar la productividad de los empleados.

Las empresas comenzaron a introducir listas de reproducción diseñadas con precisión. Las piezas elegidas eran instrumentales, suaves y carentes de letras, ya que las voces podían distraer. La selección se realizaba pensando en mantener un ritmo constante, evitando cambios bruscos o melodías demasiado complejas.

Este enfoque marcó el inicio de lo que hoy conocemos como music design corporativo, una planificación sonora orientada a objetivos concretos. Los fundamentos creados por Muzak se convirtieron en la base del branding sonoro que utilizan actualmente marcas y empresas de todo el mundo.

De Muzak a SoundMachine: la evolución del hilo musical

Con el paso del tiempo, el término “hilo musical” dejó atrás su origen sencillo para convertirse en un componente estratégico de la experiencia de marca. En la actualidad, empresas especializadas como SoundMachine continúan esa evolución, ofreciendo soluciones musicales personalizadas adaptadas a diferentes entornos comerciales, corporativos o de hospitalidad.

La finalidad ya no es solo ambientar un espacio, sino comunicar emociones, definir identidad y fortalecer la conexión con el cliente. El hilo musical nació para calmar los nervios en un ascensor, pero hoy inspira, refuerza y da personalidad a los espacios donde las marcas se conectan con las personas.